"Era complicado defender la postura nuestra ahí frente a Cristina Banegas, ¿no?", desliza Alterio, que se confiesa perdidamente enamorado de su hija Lola, de seis años. "Pero era complicado por eso, porque vos sabías que iba a estar todo mal -retruca Oreiro-. Tenía a una amiga detrás mío el día del estreno que ni bien terminó la película se dio vuelta y me dijo: «¡Con los chicos, no!» Tres veces me lo repitió".
Ahora que sos madre, que no lo eras al momento de filmar la película, ¿la ves de otra manera?
En todo caso, lo que me sale es pensar «pobre Benjamín» (el director). El no defiende a sus padres, pero tampoco hace una crítica. El o los hijos de los montoneros son quienes deberían hacer una crítica hacia su accionar.
Antes de volver con su hijo Merlín, de siete meses, que la espera para comer un par de pisos más arriba en el mismo hotel, la actriz resume: "Es una película que tiene un punto de vista diferente, ya que no tiene una bajada de línea política. No habla ni bien ni mal. Sólo cuenta cómo eran los militantes en su cotidianeidad. La película tiene muchísima emoción y poesía. La violencia está fuera de campo o contada a través de dibujos".
Al momento de las fotos, los actores posan, se ríen y juntan las palmas de las manos como jugando a que tienen armas. En la película, las armas serán de verdad, pero también habrán risas, juegos, dibujos animados y días de campamento: todo lo que marca la infancia, aunque sea clandestina.
FUENTE: Lanacion.com